Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un tapiz https://alexiablyo672891.fitnell.com/79367218/la-historia-completa-del-cabezazo-de-zidane-a-materazzi